En una conferencia reciente transmitía a un grupo de jóvenes universitarios la importancia de saber lo que uno “quiere ser de mayor”. Al salir, uno de ellos me planteaba, con verdadera angustia, que no lo llegaba a entender, que “por encima de lo que uno quiere, está lo que uno debe de hacer”.
Ese es el autoengaño que nos hacemos cada día para, después, echar la culpa de tu infelicidad a esa persona, norma,…a “eso” que te impone ese DEBER.
Para conseguir nuestros sueños, nuestros objetivos, que son los que nos enganchan con lo que “queremos” es cierto que hay que “realizar” paso a paso muchas actividades, unas nos gustan más y otras menos; a éstas últimas son a las que asociamos el DEBO, para “motivarnos”.
El que estudia porque DEBE, en algún momento perderá la motivación, el que estudia para SER, siendo ésta su motivación, no dejará de hacerlo hasta conseguir su sueño.
Nuestros valores, nuestros principios, son los que nos marcan el camino a seguir, pero cuidado, lo importante no sólo es el camino sino hacia donde nos dirigimos, para ello es para lo que cada día te preguntas el para qué de lo que haces. Encontrar la respuesta es, lo más importante para ser feliz y, ¡ya te sobran los “debos”!.