Es una palabra que toma forma de batuta, de varita mágica para generar lo que más te gusta.
Es la prolongación de tu brazo, de tu mirada, de tu cuerpo, orientándolo hacia algo que te enfoca y te impulsa.
Cuando no decides estás como en estado de ingravidez, dejándote llevar por todo lo que pasa a tu alrededor, te mueves de un lado hacia otro; unas posiciones te gustan, otras te incomodan, mas sólo esperas a que pase algo que te mueva de nuevo.
Cuando decides, lo primero que haces es ponerte en pie, volver a la gravedad, poner los pies en el suelo, identificar bien donde estás y donde quieres estar y entonces, ¡vas a por ello!.
Como la nueva situación ha sido tu DECISIÓN, eres tú el único responsable de seguir en este lugar o de cambiar, tienes el poder de cambiar y eso te permite estar en paz con el resto del sistema.
Es cierto que a veces necesitamos un poco de ingravidez, pero hasta esos momentos los has de decidir tú.