Todos conocemos, o puede que sólo algunos, la metáfora de la gallina que colabora en la tortilla de jamón y el cerdo que se compromete. Así contada la historia, parece transmitir que la gallina es mucho más lista, y que el cerdo es el “tonto de turno”.
Yo la analizo de otra forma, para mí el que no se compromete con lo que hace pierde un montón de oportunidades de sentir la vida con toda su intensidad, hasta el punto de transformarla.
Para mí comprometerse es fundirte con el propósito que tienes, es ponerte la camiseta de tu equipo y llevarla con orgullo, es enfangarte en cada charco y seguir adelante empapado,… es disfrutar de cada logro y fortalecerse de cada fracaso.
Par mí comprometerse es no tirar la toalla cuando el resultado no es lo que esperabas, para mí es levantarse cada día sabiendo que formas parte DE, que tienes un FOCO al que dirigirte y un día más para lograrlo.
Cuando encuentras otros comprometidos con tu misma misión es cuando realmente sientes que estás en un equipo, y tu fuerza se multiplica para transformar la realidad.
¿Hay otra forma?…., ¡ah sí!, ya me acuerdo, ¡pobre gallina! hace tiempo que dejó esta historia.