Querer que las cosas sucedan cuando tú quieres está muy bien por la parte productiva de procurar que las cosas ocurran; pero cuando no depende de ti, entonces toda esa energía se condensa como una “olla exprés” y es lo que nos provoca la ansiedad, el estrés,…se transforma en IMPACIENCIA.
Saber identificar bien QUÉ depende de TÍ, y QUÉ NO es el primer paso para “cultivar” la paciencia.
Concentra tu energía en aquello que tú sí puedes hacer y confía en que lo que no puedes controlar, también ocurrirá si lo deseas con esperanza.
Para ser paciente hay que tener CONFIANZA en los demás, confianza de que las cosas van a ocurrir, confianza en tus sueños.
Vivir el “aquí y ahora” te hace disfrutar de lo que ya tienes, soñar te permite imaginar y sentir lo que el futuro te puede deparar; invierte en ello toda la energía en lugar de almacenarla de manera contenida por la impotencia de no poder hacer que ocurra YA, lo que será después.