¡Qué fuerza!, ¡qué potencia! tiene esta palabra. Su forma de pronunciarla conlleva una afirmación, SI, en mitad de sus sílabas, que es lo que le confiere energía, lo que te reafirma cuando la pronuncias.
La pasión es lo que hace que el reloj no tenga horas, que no te falten las fuerzas, que no te venga el sueño, que no te abata el cansancio, que no te ruja hambre.
Cuando haces algo con pasión, notas que eres mucho mejor de lo que creías, sientes que eres capaz, que puedes lograrlo; no te importa lo que opinen los demás, ni si es bueno o malo, ni si es correcto o incorrecto.
Cuando haces algo con pasión desarrollas “superpoderes” para vencer al miedo, no importa el riesgo, el cambio es divertido, es admitido el fracaso.
¿Te imaginas trabajar con pasión? Yo sinceramente no creo que haya otra forma de hacerlo. Es tan duro levantarte cada día, que si no lo hago con pasión, no podría. Por ello intento que mi equipo desarrolle su capacidad de “apasionarse”, por eso mi verbo no es “mandar”, sino “apasionar” con lo propongo hacer y conseguir.