¡Qué fuerza tiene esta palabra!, sólo con pronunciarla ya te acelera el corazón, te genera adrenalina.
Es verdad que el primer impulso que sientes al pronunciarla es de “paralización”. Sí, sabes que has de concentrarte con todos tus sentidos para entender completamente el desafío.
La siguiente fase es la de cerrar los ojos, reflexionar y visualizar del logro. Esta etapa es muy importante, recorrer mentalmente el camino y disfrutar de la emoción de conseguirlo, te genera la energía necesaria para afrontarlo.
Con la sonrisa que te queda de la visualización y los ojos brillantes de la emoción elevas la cabeza, miras al frente y de forma natural todo tu cuerpo comienza a moverse, siguiendo tu mente, sin cansancio, sin desaliento.
Durante el camino, si bajan las fuerzas, si te abate el desánimo en algún momento, vuelve a pronunciar la palabra RETO, y de nuevo te generará el impulso necesario.
Cuando llegas, o NO, al final siempre queda el poso de haberlo intentado, el disfrute de las emociones durante el camino, el aprendizaje, pero sobretodo el haberte “movido” te aportará otra nueva perspectiva.
Hoy es un buen día para decir RETO!!