Creo que la Navidad es la CELEBRACIÓN por excelencia. Es el mejor ejemplo para entender la importancia, el impacto y la enorme fuerza que tienen este tipo de actividades en las personas y en los procesos de cambio.
Incluso para todos aquellos que reniegan de este tipo de celebraciones, a pesar de sus resistencias, de alguna manera, todos quedamos “tocados” por la Navidad.
¿Qué nos hace vivir la Navidad?
1.- Aunque la vivamos y sintamos de diferente forma, hay unos “valores” comunes que todos les asociamos y compartimos (familia, amor, reencuentros,…)
2.- A todos nos provoca una salida de nuestra zona de confort, para hacer “otras actividades” que, normalmente o habitualmente, no realizamos. (Viajamos a casa, quedamos con compañeros, amigos, familia, hacemos actividades de ocio, decoramos la casa….)
3.- De alguna forma, todos tenemos que hacer un esfuerzo de empatía, para agasajar a otras personas o con el “amigo invisible”, “Papa Noël”, “los Reyes Magos”….; todos generamos y recibimos emociones.
4.- Es un tiempo en el que nuestro pensamiento, con o sin nuestro permiso, nos lleva a otras perspectivas, a acordarnos de los ausentes, a rememorar la infancia, a tomar conciencia de lo que de verdad nos queda de ese año que ha pasado, y que es lo que de verdad nos importa.
Es cierto que todos, pasadas estas fechas, volvemos a nuestras rutinas y hábitos de comportamiento, pero también es cierto que volvemos con “energías renovadas”, con un sentimiento de “este año sí voy a hacer, sí voy a poder lograr, sí cumpliré mis sueños”.
Si analizamos estos elementos de los que se componen una celebración, comprobamos que hay un paralelismo con los de la Metagestión:
FOCO: basado en valores muy potentes que compartimos
AIRE: cambios en las rutinas
CALOR: Modificación en las relaciones a través de emociones positivas
MATERIA: Nuevas perspectivas de pensamiento que nos hacen sentir más capaces.
Por ello, la incorporación de CELEBRACIONES en nuestros equipos, en nuestras organizaciones, e incluso con “nosotros mismos”, es una forma de generar procesos de “esferificación” que nos lleven a la consecución de nuestros logros, de manera AMIGABLE, DIVERTIDA Y ENTRAÑABLE.
Genera tus propias celebraciones, dótalas de todos los elementos de la Metagestión y llévalas a cabo con una misma frecuencia, intégralas con la cultura de tu organización, de tus equipos, de tu vida y observarás como las personas se transformarán a través de ellas.
- El día sin “traje”
- El coffe-meeting de equipos
- Los viernes sin reuniones
- La semana de la familia
- La tarde “para mís deseos”
- …..
- La comida de Navidad de la empresa.
Me da mucha pena cuando observo la gran cantidad de empresas que “oficialmente” tienen la comida de Navidad, o la “cesta de navidad” para sus empleados, y no saben generar valor con ello. Lo conciben como un gasto, un compromiso y punto.
¡Que desperdicio! de recursos, de energía, de oportunidades de producir un proceso de avance en la consolidación de ese equipo de personas, de esa cultura compartida, de esos logros comunes.
¡Celebra!, ¡celebra!, ¡celebra!….; disfruta, ríe, ilusiónate, emociónate con quienes trabajas, con quienes compartes, con quienes vives y siente como algo se mueve, cómo algo CAMBIA.