El otro día me contaba una persona, jefe de un equipo:
“Me esfuerzo cada día en intentar comprender a cada una de las personas que trabajan para mí, dándole, en la medida que puedo, todo lo que me piden; intentando averiguar qué puedo hacer para el trabajo sea más fácil y, nada de eso me ayuda a que trabajen con buen ánimo.
¿En qué me estoy equivocado?.
Por supuesto que cuando oyes estas palabras les asocias buena intención, nada se puede refutar a alguien que quiere hacer lo mejor para los demás. Ahora bien, si queremos ser eficientes, a veces, con querer hacer lo mejor no es suficiente.
Las palabras que usamos son la mejor evidencia de los sentimientos más profundos que se alinean con los pensamientos que dirigen nuestro comportamiento; por ello, a su pregunta le respondí si quería hacer conmigo un ejercicio de análisis de las palabras que acaba de pronunciar.
Y aceptando mi propuesta le comenté:
“Me esfuerzo”. ¿Por qué lo afrontas como un esfuerzo?, el que se esfuerza se cansa y va perdiendo energía en su empeño, en su resultado. Es un verbo que transmite un sentimiento de carga, de triste responsabilidad, de sufrimiento. La palabra del comienzo de una frase es la que “marca” la visión del resto de la exposición, ¡cuidado! que hay interlocutores que desconectan, si la primera palabra no le resulta atrayente.
“..intentar..”, es una palabra que no sirve para nada, tan sólo sirve para quitar energía, pero no te lleva a ningún lado. Cuando se pronuncia ya está transmitiéndote que no lo vas a conseguir. ¿Y si en lugar de intentar, sencillamente lo haces?.
“..comprender…”, ¿por qué nos empeñamos en comprender a todo el mundo, si cada uno somos diferentes, si nadie nos pide que le comprendamos?. Las personas lo que realmente necesitamos es respeto. Respeto a pensar diferente, a ser diferentes, a equivocarnos, a querer hacer, a querer parar,…Respetar no es igual a comprender, porque no implica ninguna acción por tu parte. ¿tú que prefieres respeto o comprensión?
“…dándole…”, dar es una acción que te hace a tí el protagonista de la historia, en un equipo no se da y se recibe, se suma o se resta al objetivo común. ¿Por qué no aportamos, al otro, a todos, sin necesidad de que te correspondan, con total desapego?.
“…todo lo que me piden…” si has esperado a que te pidan, transmites una actitud de reacción y no de pro-actividad, de anticipación. Si no tienen lo que necesitan para actuar, o no han entendido ellos el objetivo o no has adecuado el objetivo a las personas y, por otro lado, ¡qué sensación tan mala genera la necesidad de tener que pedir! ¿no?. Lo que te hace sentir bien es sentir que hay escucha activa, trabajo colaborativo, poder adecuarse a los recursos y capacidades para conseguir el objetivo.
Si estás de acuerdo, vamos a cambiar algunas palabras y volvemos a leer.
Cada día trabajo para hacer que todas las personas de mi equipo se sientan respetadas, para que todos podamos aportar valor en nuestro trabajo, en un ambiente de escucha activa que nos orienta hacia el objetivo.
¿Cómo te hace sentir al leer esta frase?
Seguramente lo que hacías y harás sea muy similar, no se ha cambiado la acción sino la actitud, por ello, tú te sentirás diferente diciéndola, porque tu pensamiento se centrará en tu valor como líder, trabajar, respetar, aportar, escuchar, orientar…, centrado en tus objetivos, en lo que sí puedes valorar y que no se deja influenciar por lo que opinen los demás.
Y a la vez, las personas de tu equipo al oírte, entenderán que tienes un foco claro y que te implicas en ir a por él, que los consideras parte de tu propósito y que junto a ellos estás cada día trabajando y aportando sin descanso, con buena actitud.
Esta persona se quedó pensativa, en silencio durante un buen rato, al cabo del cuál alzó su mirada y me dijo:
Al inicio me han molestado tus palabras, me han hecho sentir torpe, pero dejándolas reposar sin prejuicios en mi cabeza, he de reconocer que todo es cuestión de entender dónde está realmente tu objetivo, que las palabras surgen como respuesta a lo qué quiero realmente:
- ¿Quiero que me consideren buena persona?
- ¿Quiero que me quieran y me valoren?
- ¿Quiero que consigan el objetivo que tengo?
- ¿Quiero que consigamos el objetivo que tenemos?
He comentado esta conversación a modo de ejemplo de cómo las palabras que decimos dicen mucho más de nosotros, que las frases que pretendemos componer para comunicar un sentimiento.
En Metagestión las palabras sí importan, la propia palabra Metagestión surge para poder expresar un nuevo paradigma de la gestión, sin necesidad de usar palabras con significados viciados, diferentes.
En Metagestión son importantes las palabras que usamos para definir los cuatro elementos Foco, Aire, Calor y Materia; palabras que evocan conceptos que has de aprender por primera vez.
En Metagestión, todo se resume en dos grandes palabras Personas y Cambio, palabras con significado universal que no necesitan de grandes interpretaciones.
Juega a adivinar porqué usas unas palabras en lugar de otras, juega a cambiar palabras que transmitan diferentes sentimientos y juega a ser más honesto contigo mismo con lo que piensas, sientes, haces y dices.
Y tú, ¿qué me dices?