Hasta la sonoridad de esta palabra es como un entrelazar letras. Me gusta abrazar, me gusta que me abraces, abrazos para compartir, para transmitir, para decir “lo siento”, para decir “lo entiendo”, para decir “te aprecio, te quiero, me importas”…
En el silencio de un abrazo hay los más importantes mensajes que uno quiere transmitir al otro. Es un lenguaje de “uno a uno”, es un mensaje para ti de mí, y en la grandeza del abrazo, al mismo tiempo y en el mismo lugar, la otra persona te ofrece “su abrazo” con su propio mensaje, “yo también”, “tú también me importas”.
Un abrazo se DA porque otro lo RECIBE, y en ese momento ya no se sabe quién lo da y quien lo recibe.
Saber cuándo, cómo y a quien abrazar es una de las habilidades más importantes en las relaciones humanas.
¡Practiquemos entonces!, es la mejor manera de dominar un arte.