¿Te has dado cuenta de que la arquitectura y el diseño de las oficinas, de las empresas está cambiando? Que están cayendo tabiques, están agrandándose las ventanas, están surgiendo nuevos conceptos de salas de reuniones o de lugares de encuentro.
A mi me encanta ver que se fomenta el trabajo colaborativo y la co-creación con los espacios diáfanos y compartidos, que se merma el concepto de la jerarquización con la igualdad de espacios que no hacen posible reconocer la “valía” de alguien en función de la dimensión de su despacho; que la luz natural, los colores y la belleza estética inundan el ambiente que a su vez transmite energía y ganas de sonreír.
El otro día me decía un buen amigo,” mi verdadera pasión es tumbarme en mi sofá a PENSAR”, reconozco que mi primer pensamiento fue “¡¡¡pues vaya!!! Si no te conociera diría que eres un vago redomado”; pero como lo conozco, entendí que realmente no era algo para tomarlo en broma, me lo decía desde un sentimiento sincero.
Y entonces reflexioné sobre la importancia que tiene el pensar en la Metagestión, el protagonismo que adquiere esta actividad en todo el proceso de transformación de las organizaciones, en el Ciclo del Éxito, en los roles de los nuevos modelos de organización y nuevas competencias de los profesionales y de los líderes; y entendí que la actividad de pensar era la de mayor valor añadido que una persona realiza hoy en día en su tarea diaria.
¿Dónde y cómo nos gusta pensar?, y fui preguntando a diferentes personas:
- Necesito un espacio sin ruidos y en soledad
- Me coloco los cascos delante de la pantalla, me reclino y dejo que fluyan mis pensamientos.
- A la vuelta de hacer algo de ejercicio, sólo así mi cuerpo se encuentra lo suficientemente relajado para pensar.
- Me voy a pasear al aire libre, caminando es como mi pensamiento se pone más en acción
- En cualquier lugar fuera del espacio de trabajo de rutina, una terraza con un café mirando al horizonte, por ejemplo.
Esto lo relacioné con los “otros espacios” que este tipo de empresas también están incorporando a sus edificios, salas de relajación, gimnasios, salas de reuniones recreativas, terrazas en espacios abiertos, circuitos para pasear,… y por supuesto algún que otro Sofá.
Y lo mejor de todo es que comprendí como profesionales de empresas pequeñitas, que no disponen de grandes recursos para sus oficinas, habían sabido aprovechar el entorno para “ampliar” sus espacios de trabajo; usando los jardines municipales de enfrente, el camino andando de casa al trabajo, la terraza del bar de al lado,… o el propio sofá de casa.
Estamos en la ERA donde el HACER ha cedido paso, sin lugar a duda, al PENSAR; pensar para decidir, para crear, para compartir, para aprender, para actuar. Esto está cambiando las estructuras arquitectónicas de nuestros lugares de trabajo, pero ¿es suficientes con esto?
Te ha ocurrido alguna vez que:
- Has pensado “¡Qué manera de perder el tiempo!”, cuando has visto un grupo de personas riendo dibujando alrededor de una pizarra.
- Has llamado la atención a un compañero que has visto retrepado, con los cascos puestos, un tanto relajado.
- Te ha asaltado un impulso de gritar por la ventana “¡así es la vida, unos aquí trabajando y otros mientras paseando!”
- No has ido al gimnasio de la empresa o a la sala de relajación para no dar una impresión equivocada a tu superior, porque tú sí estás comprometida al 100% con el trabajo.
Y es que los tabiques de ladrillos son más fáciles de hacerlos caer o de moverlos que los de nuestra cultura, han sido muchas décadas donde hemos sido educados en valorar un tipo de actuaciones, de comportamientos, y no es fácil romper con todo ello ¿verdad?
Por ello es muy importante que dediquemos esfuerzo y tiempo en generar nuevas estructuras mentales, nuevos pensamientos que no nos generen esos sentimiento rancios y obsoletos sobre dónde se trabaja más y mejor, sobre qué y cómo hace el “buen profesional”.
Necesitamos incorporar nuevos hábitos a nuestro día a día para desarrollar nuestro mejor talento, que siempre vendrá precedido del Pensar.
A todas las organizaciones que están adecuando sus espacios ¡felicidades!, pero no descuidemos el proceso de transformación de la cultura organizativa, de los hábitos a implementar para que cada persona sea capaz de llevar su propio proceso de transformación mental, porque esto será lo que realmente genere los nuevos modelos de trabajo.
En Metagestión decimos que son las personas los motores del Cambio porque sólo cuando las personas generamos nuevos pensamientos somos capaces de generar nuevos comportamientos.
Y tú, ¿tienes identificado cual es tu Rincón de Pensar?