Un día contemplaba, desde mi balcón de la planta 12, la gran avenida por la que circulan miles de coches diariamente, esta avenida desemboca en una gran rotonda de 8 carriles. Esta rotonda tiene 6 salidas & entradas a otras tantas avenidas.
Ver desde esta perspectiva la circulación de los coches, a diferentes horas del día, es muy entretenido. Cuando hay poca circulación, la rotonda aparece majestuosa, tranquila, como diciendo “soy grandiosa, soy capaz de ir distribuyendo la circulación adecuadamente, tengo el control”.
No obstante, cuando el tráfico aumenta, en uno de esos momentos donde parece que alguien ha dado la señal de salida, aparece tan rodeada que comienza a parecer cada vez más pequeña; como si esa caravana de coches, a modo de bufanda la estrangularan, aunque ella aguanta y sigue con su labor.
De repente, un coche se pone en un carril equivocado, bloqueando alguna maniobra del coche de al lado, y entonces empieza una efecto dominó, una onda expansiva de acciones que va generando una reacción en cadena de errores, maniobras complicadas, aceleración de la tensión en los conductores, aumento de claxon, insultos y bloqueos durante largo rato. En estos momentos miro la rotonda y me parece que ha perdido el control, que ha perdido el sentido de su misión. “¡Maldita rotonda!” se oye, la hacen culpable.
Si tienes un poquito de paciencia, por muy grave que haya sido el atasco, poco a poco, y gracias a la paciencia de otros muchos, observas que todos los coches avanzan y siguen hacia sus destinos, olvidándose en pocos minutos de ese incidente, apareciendo de nuevo la rotonda majestuosa presidiendo la amplia avenida.
Yo he conocido a muchas organizaciones que son como estas grandes y fantásticas rotondas, con modelos de organización diseñados y dimensionados de manera faraónica para producir productos o prestar servicios, con mapas de procesos bien sincronizados, técnicamente perfectos para tener todo bajo control. Sin embargo, en algún un momento, de manera imprevisible, se produce el “caos”….¿cómo actuamos para volver al estado de fluidez?
Para mí hay dos acciones claves para el líder y para cada miembro del equipo:
1.- La paciencia
Al igual que no se construye un nuevo carril en mitad de un atasco, pues tampoco se cambia la organización en medio de una situación caótica. Evaluamos la globalidad, identificamos el punto problemático, tomamos medidas transitorias y medimos resultados. Son los datos, y no la “foto instantánea”, los que nos llevarán a re-modelar, o no, la organización.
2.- La confianza
Confiar en tu propia organización, en su diseño, confiar en los compañeros que poco a poco irán tomando medidas, confiar en el “tiempo” para que éste juegue a tu favor.
Conoce como piensan, cómo actúan, cómo toman decisiones tus colaboradores, para confiar que, entre todos, se resolverá la situación, aprendiendo y mejorando la pericia en nuevas maniobras.
La Metagestión te aporta:
- El FOCO de esa “planta 12” que te permite entender la misión de la “rotonda” (organización)
- El CALOR para generar la confianza en la pericia de los “conductores” (equipo)
- El AIRE que desarrolla los “pequeños” movimientos que te permiten el avance (determinación)
- Te desarrolla la paciencia para que la MATERIA mantenga la “esfera” (modelo organizativo).
Dicen que las rotondas se construyen para disminuir el consumo de combustible, favorecer la circulación del tráfico en zonas de intersección y disminuir accidentes. Dicen que los modelos organizativos han de asegurar las metas estratégicas y la misión, garantizando las operaciones de manera productiva y diseñando el marco de “relaciones”.
En ambos casos, la Paciencia y la Confianza mejoran el diseño técnico, en los momentos de “crisis”. Vamos!!