Me encanta ABRAZAR y ser ABRAZADA.
Al igual que se te llena la boca al pronunciar la palabra ABRAZO, se te inunda el corazón de felicidad cuando lo sientes en tu cuerpo.
En sólo unas décimas de segundo, sientes la proximidad de otra persona sin importarte que invada “tu zona personal”; no ves, no oyes, sólo sientes como alguien te transmite cariño, comprensión, paz, tranquilidad….
Nos empeñamos en dar largas charlas a quienes sufren, padecen, están tristes o alterados por algo; para que tomen otra perspectiva, analicen mejor las circunstancias y cambien de actitud. Personas que en esos momentos no escuchan, no pueden escuchar.., ¿y si probamos con un ABRAZO?.
Es una comunicación diferente para transmitir lo mismo “confía en tí, tú puedes, tú eres el protagonista de tu vida, no estás sólo, estoy aquí contigo…”
Yo muchas veces siento la necesidad de un abrazo, como cuando tienes hambre, sueño o sed; es como un reloj que me alerta que “compartiendo” la vida es más sencilla, más bonita, más fácil.
¡¡Voy por mi abrazo del día!!. 