22 abril, 2019 Isabel_MG

Calor: 100% energía

La primera oportunidad, la primera vez que alguien confía en ti, la primera vez que tú crees en ti, la primera vez que te acercas al mundo laboral… ¿la recuerdas?

Recuerdo que pensaba que no sabía nada, pensaba que allí todos parecían saber lo que tenían que hacer, sentía que cada día era una aventura en la que descubría algo nuevo y soñaba que mañana, quizás, ya iba a poder sentirme útil.

Yo recuerdo esa “mi primera vez”, como el primer día, y recuerdo la primera vez de todas esas personas que al incorporarse a mis equipos fue “su primera vez”.

Pienso que son esos momentos en los que las personas tenemos el 100% de energía.

Hoy en día, cuando me contratan para trabajar con un equipo de personas, porque han perdido cohesión, las relaciones se han roto y el desánimo es generalizado, cuando les miro me pregunto ¿Cómo sería aquella primera vez para ellos? ¿Cuándo sintieron que tuvieron el 100% de energía?

Y por supuesto se lo pregunto, les remonto a esos otros momentos del pasado donde sentían su corazón latir con la fuerza de la ilusión, de las ganas de lograr, de demostrar, de demostrarse.

Volver a recuperar estas sensaciones, estos sentimientos, esta energía, es lo que a todos necesitamos para volver a querer sentirnos parte de algo, para volver a empezar.

El trabajo de un líder no es motivar a nadie, las personas tenemos que salir “motivadas de casa”

Lo que sí es nuestro trabajo es saber aprovechar esta fuerza motivadora que proyectan las personas con energía, para conseguir logros individuales y colectivos, sumando energías.

¿Dónde se producen las fugas de energía? Este sí es nuestro trabajo como líderes, como #metagestores. Detectar estas fugas es no quedarnos en lo que creemos, en lo que nos parece o intuimos. Se trata de conseguir que todas y cada una de las personas del equipo seamos conscientes de que causas son las que “nos restan” energía.

En un equipo la fuga de energía en cualquiera de sus miembros repercute en el balance de energía de todos.

Primera acción: Lo más interesante es que por el sólo hecho de pararnos y pensar cuáles son estas causas y verbalizarlas, hay como un 80% de causas que empiezan a ser menos intensas, pasando muchas de ellas a taponarse.

Segunda acción: De ese 20% de causas que aún nos pueden quedar, hagamos lo siguiente: cambiemos la forma de expresarlas, en lugar del sujeto que utilizamos habitualmente (él/ella, los otros, la vida, mi mala suerte…); utilicemos en la frase el sujeto YO

Ejemplo: Una de las causas de que no tenga energía en mi trabajo es, Mi jefe cada mañana cuando llego me recibe con una relación de temas pendientes, ni me da tiempo de llegar a mi mesa y dejar el bolso, ya empiezo cabreada.

Ahora lo repetimos así:  YO permito que me haga sentir cabreada el hecho de que mi jefe me relate los temas pendientes al llegar a la oficina, sin tener tiempo ni de dejar el bolso en la mesa.

Al redactar la causa de esta forma, con ese YO como sujeto surge la “magia”, ¿cómo?, porque ahora sí tienes la posibilidad de hacer algo para eliminar esa fuga. Ahora TU tienes el PODER del CAMBIO,

Ejemplo de acciones de cambio:

  • Yo voy a llegar 15 minutos antes que mi jefe, cuando él llegue ya estaré en mi puesto de trabajo con los temas pendientes revisados.
  • Yo voy a decirle a mi jefe que hagamos una reunión a primera hora para que repasemos las tareas pendientes juntos.
  • Yo voy a confeccionar una lista de “temas pendientes” antes de salir de casa, y cuando me encuentre con mi jefe se la voy a entregar

De ese cabreo acumulado cada día, paso a HACER algo y por tanto estaré más pendiente de lo que YO hago que de lo que él hace. En mi realidad ALGO va CAMBIAR.

Cuando llegamos a este punto, entonces surge otra causa, “¡esta sí es más importante!”, solemos decir; pues hagamos lo mismo.

Ejemplo: Mi trabajo es una pura rutina, no tengo opción de hacer nada nuevo, aquí hay unos cuantos que son los elegidos para cualquier responsabilidad nueva…

Ahora lo repetimos así: YO siento que mi trabajo es pura rutina, yo creo que no tengo opción de hacer nada nuevo, yo pienso que algunos compañeros son los elegidos para cualquier responsabilidad nueva…

Al expresarlo así, surgen las preguntas que nos llevan a resolver la causa:

  • ¿Cómo puedes hacer que tu trabajo deje de ser rutina? ¿usas la creatividad?
  • ¿Has pensado tú qué cosas nuevas puedes hacer? ¿Se te ocurre alguna?…
  • ¿Te has ofrecido tú para las nuevas responsabilidades? ¿Eres pro activo? ¿Te han dicho que tú no, cuando te has ofrecido?…

Las respuestas te van dando la capacidad de actuar y de “tapar fugas”.

Así va a lo que yo llamo la Cadena de Causas Restadoras de Energía, a las que vamos a ir generando la cadena de  ACCIONES que van a ir cambiando nuestro comportamiento.

De la misma forma que hacemos ese trabajo individual, pasamos a pensar “colectivamente” como equipo, verbalizamos causas colectivas, cambiamos el YO por el NOSOTROS y procedemos juntos haciendo el mismo proceso.

A mí me gusta pensar que, como líder de mi equipo, cada una de las personas con las que trabajo es responsable de mantener su 100% de su energía personal y que mi responsabilidad es saber aprovechar toda esa energía y optimizarla.

Una persona que tiene cada día esa sensación de la primera oportunidad, junto a la suma de su experiencia y conocimientos, es a la que yo llamo “de alto rendimiento”, esa persona es a quien yo quiero en mi equipo. Vamos!!!

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